Martina, con el consentimiento de sus padres, regala a la Cátedra su opinión sobre el poeta gomero.
Martina, con el consentimiento de sus padres, regala a la Cátedra su opinión sobre el poeta gomero.
Martina, con el consentimiento de sus padres, regala a la Cátedra su opinión sobre el poeta gomero.
La esperanza que nos mantiene
A propósito de Pedro García Cabrera
Mi respeto por la poesía suele cruzar la línea que lo convierte en temor. Tiendo a pensar que esun géneroliterariode una talla excesivamentegrandepara mí. Comosi fuera cosa de almas muy antiguas y la mía fuera todavía una novicia con aires de eterna adolescente. Nunca me terminé de sentir lo suficientemente madura como para atreverme a intentar adentrarme en ese reino sutil que según definen los expertos “se caracteriza por ser la más depurada manifestación, por medio de la palabra, de los sentimientos, emociones y reflexiones que puede expresar el ser humano en torno a la belleza, el amor, la vida o la muerte”.
Martína (5 años), con el consentimiento de sus progenitores, colabora con la Cátedra declamando un fragmento de Navegar, navegar, navegar.
Por Juana González.
María Rosa Alonso inicia su labor como periodista en 1930, el 23 de junio de ese mismo año publica en el vespertino La Tarde, un artículo de crítica literaria: «Un libro de Gutiérrez Albelo», en el que hace una crítica bastante impulsiva, muy propia de sus 21 añitos, sobre su percepción de las vanguardias. Al hablar del libro de Gutiérrez Albelo, también hace alusión a la revista Cartones, diciendo de ésta que no ha conseguido leerla pues no se vende en librerías, aunque ella la haya pedido. Dice que será porque sus componentes pertenecen a la aristocracia de un corto número de amigos, «castillo de plata del círculo yoista de una minoría», de una selecta minoría, formado por un grupo de nombres universitarios cultos entre los que destaca «un nombre literariamente conocido, el nombre del mejor poeta marino de Tenerife», refiriéndose a Pedro García Cabrera. Y solamente por este autor, ella siente que, aunque no pertenezca al círculo selecto del que ha hablado, ni a ningún otro círculo, se considera amiga «honoraria» de la citada revista.