Jairo Manuel Ramos González es Licenciado en Filosofía por la ULL y Técnico en Gestión de Archivos y Bibliotecas por la Universidad Europea Miguel de Cervantes. En la actualidad está desarrollando el Máster de Servicios Bibliotecarios en Edil Formación.
Su tiempo libre siempre ha estado vinculado a las artes escénicas, ya sea encima de las tablas o entre bambalinas, siendo las compañías Troysteatro y Artes Escénicas de Tejina sus alma mater teatrales.
Breve esbozo sobre Proyecciones
Jairo M. Ramos González
La única pieza teatral de Pedro García Cabrera (Proyecciones) es situada por la mayoría de investigadores en los primeros años 30 del siglo pasado, siendo ésta un reflejo del impacto de las vanguardias que empezaban a florecer en este periodo de entreguerras. Hay retazos y pinceladas de nihilismo, simbolismo, expresionismo, entre otras, pero una de las tendencias que más se hace patente es el freudismo que marca el propio título de la obra. Esa proyección que el psicoanálisis emergente define como impulsos y sentimientos propios que no son reconocidos como tal en uno mismo, pero sí en los demás y en consecuencia censurable en los otros.
García Cabrera por lo tanto plasma en este texto no solo las tendencias europeas más rupturistas en ese momento, sino que se vale de ellas para reflexionar sobre su pensamiento político-social.
Juega con la contraposición del hombre-masa de Ortega y Gasset frente al individuo libre: ideología de partido frente a libre pensamiento. Hace un cuestionamiento de la fuerza de la colectividad que actúa por la propia inercia de las circunstancias frente al individuo responsable con la razón que da un paso atrás para reflexionar y no dejarse arrastrar por el contexto de su tiempo.
En la obra hay una crítica a la rebelión colectiva que ejerce el uso de fuerza. Plantea un cierto tipo de progresismo mediante el conocimiento individual frente a una revolución violenta.
Ningún personaje tiene nombre propio. Todos encarnan un rol establecido por la sociedad, pero en cada cuadro de Proyecciones hay un sujeto disruptivo con el papel que le ha tocado encarnar. Se lo cuestiona todo frente al otro (individual o colectivo) que lo asume sin ni siquiera planteárselo y hace dudar al primero de la disconformidad que alberga. La identidad y la libertad son piezas clave en el conflicto interno del protagonista de cada cuadro.
Otra de las razones para generalizar con los nombres es querer universalizar los conflictos internos por los que van pasando. Un juego de proyecciones que no afecta solamente a los personajes entre sí, sino que igualmente trasciende la cuarta pared. De esta manera, el público puede proyectar sus conflictos y problemas internos al escenario, que ahora ve como ajenos.
Bibliografía consultada:
-Ramos Arteaga, J. A. y García González, D. D. “Pedro García Cabrera y el teatro de izquierdas europeo”. Actas del Congreso Internacional Pedro García Cabrera – Tomo II. Coord. Castro Morales, B. La Laguna: Servicio de Publicaciones Universidad de La Laguna, 2007. 537-557
-García de Mesa, R. “Pedro García Cabrera y su teatro neoexpresionista: Proyecciones”. El teatro de vanguardia en Canarias (1924-1936). Santa Cruz de Tenerife: Ediciones Idea, 2012. 307-386
